Peregrinos a Luján

Desde el momento en que la Santísima Virgen se quedó en Luján, llegaron hasta ella fieles devotos como peregrinos o promesantes, haciéndolo indistintamente en grupos o individualmente y en los medios que les permitió cada época. El 3 de diciembre de 1871 se efectuó la primera gran peregrinación, a raíz de la terrible epidemia de fiebre amarilla que padecía Buenos Aires.

El acto fue presidio por el Obispo Titular, Monseñor Dr. Federico Aneiros Año tras año, las peregrinaciones al Santuario de la Virgen de Luján fueron en aumento. Desde aquellos años, y hasta ahora, han sido millones los peregrinos que año a año han pasado por nuestra ciudad, agradeciendo o pidiendo la ayuda de Nuestra Señora.

Desde siempre, las peregrinaciones se han dividido en dos clases: las oficiales y no oficiales. Las primeras comprenden distintos niveles: nacional, que son las diocesanas presididas por el obispo de cada diócesis, parroquiales, de instituciones, que corresponden a asociaciones, colegios e intitutos, de colectividades extranjeras (eslovenas, ucranianas, armenia, libanesa, polaca, lituana, croata, paraguaya, uruguaya, boliviana, catalana, portuguesa, mejicana, gallega, coreana, japonesa, irlandesa, etc.); además de las especiales y peregrinaciones a pie.

De las más importantes en cantidad de gente, se pueden citar dos: la de los jóvenes, que es la de mayor cantidad de fieles, estimándose que la última convocó a un millón de personas, según los grandes medios de comunicación: y la de los centros tradicionalistas, más como de "los gauchos" que nuclea en la travesía a más de cuatro mil jinetes de todo el país y de naciones vecinas, hasta donde se ha extendido el amor por Nuestra Señora.

 
Peregrinación Gaucha

En 1994, quien por entonces era Obispo de la Diócesis de Mercedes, Mons. Anunciado Serafini, recibió en la Basílica Nuestra Señora de Luján a un puñado de gauchos que, recorriendo varios kilómetros, habían llegado a esta ciudad para rezar ante la Virgen. Fue ahí que Mons.

Sarafini animó a los paisanos para que vinieran una vez por año a rendir su tributo a María, consiente de que, en la historia Argentina, la religión católica y las tradiciones camperas se entrelazan hasta ser una parte indiscutible de nuestra idiosincrasia nacional. Primero fueron unos pocos; pero con el correr de los años el número de peregrinos a caballo fue aumentando, hasta convertir a este fenómeno en uno de los eventos más pintorescos y característicos de nuestro país. Más de cien centros tradicionistas de toda la Argentina, y hasta de Uruguay y Paraguay, han participado en las últimas ediciones de la Peregrinación a Caballo al Santuario de Nuestra Señora de Luján.

Como en ninguna otra parte del mundo, más de 5.000 jinetes se reúnen, en la mañana del último domingo de septiembre de cada año, a lo largo de la avenida Nuestra Señora de Luján, para desfilar ante la Basílica y su célebre morada, la Virgen Gaucha. Es, para todos los participantes, una fiesta de devoción hacia María y hacia la Patria.

Por eso, sus caballos lucen engalanados, y ellos mismos pasean por el lugar con las mejores "pilchas" encima. Las carretas, los sulkis y los demás carruajes típicos compiten entre sí por su vistosidad y sus arreglos, dándole a cada peregrinación un marco de mayor brillo y esplendor que la del año anterior. En 1994, este fenómeno cumplió su 50º aniversario.

 

 
   
     
 
 
     
   
 
 
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